Leones en actividad de beneficencia Por: Federico Nakachi Morimoto(*) |
“…Si quieres ser grande, comienza por ser pequeño; si quieres construir un edificio que llegue hasta el cielo, piensa primero en poner el fundamento de la humildad. Cuanto mayor sea la mole que se trate de levantar y la altura del edificio, tanto más hondo hay que cavar el cimiento. Y mientras el edificio que se construye se eleva hacia lo alto, el que cava el cimiento se abaja hasta lo más profundo. El edificio antes de subir se humilla, y su cúspide se erige después de la humillación...”
( San Agustín)
La humildad es una virtud que debemos cultivar todos los seres humanos, aunque se dice que su práctica se hace más necesaria cuando se escalan peldaños de responsabilidad en la vida pública o privada.
Al respecto debemos destacar que existe una idea distorsionada que confunde humildad con pobreza, y esa connotación muchas veces se trasluce en el tiempo en escritos que leemos o discursos que escuchamos, y que le dan una connotación de tipo social.
Se dice que el verdadero liderazgo se ejerce en toda acción o toma de decisiones con humildad; virtud que orienta al dirigente a reconocer los logros obtenidos en sus instituciones o empresas como un producto del esfuerzo o trabajo mancomunado de todos sus integrantes , desde el colaborador del puesto más bajo hasta el directivo más encumbrado.
Es por eso, que la humildad no solo se debe predicar o alentar en una institución sino practicarse y corresponde a los dirigentes o ejecutivos de los más elevados rangos dar el ejemplo a los demás.
Los filósofos y estudiosos de la conducta humana manifiestan que esta virtud hace tomar conciencia a quien la practica de sus limitaciones y flaquezas, y le da las pautas necesarias para poder superarlas y encaminarse a pináculos más altos de satisfacción personal o institucional.
Este pensamiento se refuerza con la importante frase del académico mexicano Dr. Carlos Llano Cifuentes: El liderazgo, bien entendido, no es tener el primer lugar en el mando, sino en el ejemplo.
Por eso nuestro Movimiento Internacional alienta en sus miembros no solo la acendrada vocación de servicio, la práctica de virtudes y principios éticos y morales, sino además el ejercicio de un liderazgo basado en el compañerismo.
El León debe guardar un equilibrio entre lo que dice y lo que hace, por tanto no puede predicar lo que no practica. No hemos venido a esta importante institución a ser servidos sino a servir. Los Leones nos debemos respeto y consideración entre nosotros, esa es una práctica de convivencia humana que también vale para nuestra institución.
Con los años aprendemos, sino lo sabíamos antes de nuestro ingreso al Leonismo, que los cargos son pasajeros y más bien representan una prueba de responsabilidad y un gran honor para quien lo ejerce.
Esmerémonos pues en ejercer nuestros cargos y tareas con espontánea humildad, sin falsas modestias y mucho amor , empezando en cultivar excelentes relaciones con quienes compartimos los mismos ideales y abrazamos la misma causa de servir a la humanidad.
La práctica de la humildad en nuestra vida Leonística nos impulsará sin duda a conseguir siempre un Crecimiento en Marcha y harán que los Leones seamos ese faro de Luz que ilumina al mundo.
(*) Ex Gobernador Distrito H-4
Asesor Nacional de Relaciones Públicas
Distrito Múltiple H-Perú
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